Lamentablemente, hoy no hay fotos. Esta etapa, de poco más de 25 kilómetros, ha estado marcada por una profunda tormenta nieve y agua, por lo que ha sido imposible sacar la cámara.
En el albergue, la hospitalera, me ha curado una ampolla sanguinolenta; me ha enseñado como cruzar los cordones de las botas para evitar molestias en el empeine del pie; y me ha regalado dos compresas, de esas de alas, para un mayor confort y secado de los pies.
Mañana, continuo addlante, ya no estoy tan negativo como ayer.

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