viernes, 26 de febrero de 2010

6 etapa Torres del Rio-Logroño

Etapa de corto recorrido, 18,5 kilómetros, que ha servido de alivio a las ampollas de mis pies. El diablo del Cierzo patrullaba la frontera entre Navarra y la Rioja, pero le hemos dado esquinazo nada más entrar en la ciudad riojana.
El albergue es completamente nuevo; así pues, la ducha ha resultado una delicia, y el sueño de esta noche será una maravilla. Una de las ampollas sigue drenando agua, las otras tres ofrecen buen aspecto.
Mañana, jornada de descanso, que voy a aprovechar para que un médico eche un vistazo a mis pies y para comprar una chaqueta nueva, el viejo plumón que llevo ya no me protege adecuadamente ante las inclemencias del tiempo.
A eso de las 7 de la tarde, Pepe, uno de los dos hermanos madrileños con el que compartía el camino, ha subido a un autobus con destino Madrid. No disponía de más tiempo para andar, ha seguido el plan trazado por ambos hermanos. Pepe, al saber que su hermano Carlos viajaba sólo a Rincesvalles para hacer el camino de Santiago, decidió perdirse unos días de fiesta para acompañarlo en sus primeras etapas. Ahora, Carlos está con una rodilla sobrecargada y no sabe si podrá continuar conmigo el sábado, pero de momento se queda, en la confianza de que así será.
Mañana no habrá post, puesto que no camino.

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