Otra etapita de 20 kilómetros, todos lluviosos. Galicia es vida, porque el agua corre por los campos, los caminos y las empedradas calles de las aldeas. Amplias reseñas del paso de ganado por todas partes, que hacen el piso nás resbaladizo que el propio barro.
Arboles que sin duda sirvieron de inspiración a los grandes de la literatura épica y/o fantástica. Verde todo, como piel de una Gaia que aquí palpita desde dentro. La madre naturaleza que parece saber que el fin de la tierra (Finisterrae) está cerca, y se viste de color, ya a finales del invierno y con una primavera rampante.
Pese a todos los elogios, casi no hay fotos. El cielo se abre paso enyre la lluvia en pocos minutos, para volver a taparse y arreciar en otros pocos más.
He vuelto a ver al ángel. El diablo ha desaparecido, de momento, a lamer sus heridas y crear una nueva trampa.
La salud, muy bien, gracias.
lunes, 22 de marzo de 2010
28° etapa Triacastela-Sarria
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